Trastornos del habla, del lenguaje y la comunicación causados por déficit cognitivos, sensoriales, motores, trastornos de espectro autista (TEA), déficit de atención e hiperactividad (TDAH). 

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Dislalias: Falla de los puntos de articulación correspondiente a ciertos fonemas de manera sistemática.

 

Disglosias: trastorno en la articulación de distintos fonemas por alteraciones anatómicas de los diferentes órganos periféricos del habla.

 

​Afasia-Disfagia:

La disfagia (dificultad para tragar y alimentarse) y la afasia (dificultad para hablar) son dos entidades que abarcan gran cantidad de síntomas que se manifiestan como secuelas a lesiones del sistema nervioso central, como ACV, traumatismo de cráneo, enfermedades neurodegenerativas, entre otras.

El fonoaudiólogo dedicado y formado para la atención de dichas entidades o secuelas, tiene como rol principal realizar una evaluación exhaustiva de las funciones cerebrales superiores, donde se incluye los aspectos de: atención,  memoria, lenguaje, praxia, gnosia, y las funciones ejecutivas en el caso de la afasia, para implementar un tratamiento dirigido y enfocado a los aspectos alterados con objetivos a corto plazo y largo plazo de manera personalizada y con una frecuencia de atención adecuada para cada paciente.  

 

En el abordaje de la disfagia el fonoaudiólogo debe realizar una exploración detallada de la indemnidad o compromiso de los pares craneales, la presencia de manifestaciones clínicas de la disfagia, el impacto en la alimentación y posterior nutrición del paciente para que, a partir de un diagnóstico certero, definir en primera instancia la manera segura y eficaz de alimentarse, y en segundo lugar la implementación de un adecuado tratamiento para la recuperación de la función deglutoria.

 

​Tartamudez (Disfluencia):

La tartamudez es un trastorno de la comunicación, que se caracteriza por interrupciones involuntarias en el habla,  que generalmente se manifiestan con repeticiones de sonidos, silabas, palabras o frases y siempre con tensión muscular  en cara y/o cuello. Estos accidentes son la expresión visible de la interacción de determinados factores orgánicos (lo que se hereda), cognitivos (la forma de pensar en mi propia tartamudez),  psicológicos (la manera en que me relaciono con la misma) y sociales (cómo me comporto o me hace sentir frente a los demás) que determinan y orientan en el individuo la conformación de un ser, un hacer y un sentir con características propias. 

La problemática de la tartamudez tiene una gran incidencia en la vida de las personas, ya que el habla cumple un papel muy importante en el modo de relacionarse y expresarse con los otros. Es por ello que el tratamiento debe incluir estos  factores antes mencionados, realizando un abordaje que incluya la vivencia personal y las dificultades que se presentan en la vida cotidiana dentro de un entorno que posibilite afrontarlo desde lo vincular y desde lo social.

Para esto, consideramos importante en Fonoar trabajar con cada persona disfluente, niño o adulto, en terapias individuales por un lado,  donde se priorizara la incorporación, uso y sistematización de técnicas específicas para aumentar la fluidez y por otro lado,  desde lo grupal o vincular, para ocuparse de todo lo emocional relacionado con la problemática.

Para esto, contamos con la puesta en marcha desde hace varios años  de los Grupos de Ayuda Mutua para adolescentes y adultos y desde este año, con los Grupos de Danza Movimiento Terapia, para  niños disfluentes y sus padres.

 

​Grupo de Ayuda Mutua (adolescentes y adultos):

Los grupos de Ayuda Mutua son una parte fundamental del tratamiento, ya que si se descuidan los aspectos emocionales y cognitivos de la tartamudez y solo se centra en el uso y aplicación de las técnicas, no será suficiente para lograr los cambios deseados. Sólo cuando la persona logra modificar o tomar conciencia de los tres aspectos intervinientes es cuando la disfluencia puede empezar a modificarse.

 

Danza Movimiento Terapia en Disfluencia (para niños y padres):
La DMT como psicoterapia a través del movimiento apunta a integrar el cuerpo, la psique y la emoción y de este modo comprender, a partir de la observación, el relato corporal que una persona puede expresar de ella misma. En DMT el abordaje corporal y relacional, permite no sólo concebir la integración de las áreas, sino implementar intervenciones adecuadas.  
El tratamiento se dirigirá a favorecer el desarrollo de la expresión de las emociones a través del vocabulario  no verbal, para procurar el objetivo terapéutico: lograr en el niño una expresión verbal ligada y fluida, adquirida a través de las previas experiencias sensoriales y kinestésicas de lo que “ligar” y “fluir” significan para él, al haberlo vivenciado con su propio cuerpo.
Realizar una terapia integradora e interdisciplinaria es el desafío que nos hemos propuesto para poder ofrecer a las familias las intervenciones y las técnicas con la coherencia que un tratamiento integral requiere.